viernes, 16 de abril de 2010

De pelucas, peluquines, y postizos varios

Una vez conocí a un tipo que tapaba su calva con un mapache muerto. En serio. El tio decía que un peluquín era muy poco glamouroso, y claro, eso no iba con él. Qué sabremos nosotros de glamour. Así que se compró un mapache (ya sabeis, una de esas ratas grandes con morados en los ojos), y se dedicó a alimentarlo a base de hamburguesas del RatDonalds, hasta que el pobre bicho estiró la pata. Todo hay que decirlo, tardó poco más de dos semanas en espichar. Quizá lo mató la melancolia. O quizá fueran las hamburguesas, quien sabe...

Y nada, se puso el bicho muerto en la cocorota, ¡y hala, a lucir! Al cabo de unas semanas, cayó en la cuenta de que llevar un bicho muerto en la cabeza le dificultaba ligeramente su vida diaria. Sus compañeros de trabajo le miraban con una mezcla de asco y miedo. Las chicas huían de él cuando las acosaba. Las vecinas le criticaban a sus espaldas (bueno, esto ya debía ser así antes de lo del mapache; es una característica inherente en todas las vecinas). Sí, resulta difícil hacer vida normal con un bicho putrefacto en la azotea. Qué cosas. Eso sí, el dia que se le desprendió uno de los ojos (al mapache, no al tipo, no me sean animales), ¡ese dia fue la risa, oigan!

Entonces, el colega, inteligente como pocos, decidió hacerse con un cuchillo, y… bueno, no daré detalles escabrosos, pero al tipo no se le ocurrió otra cosa que usar un cuchillo de plástico para despellejarlo. ¡Trece horas, tardó, trece! ¡La de cueros cabelludos que puedes arrancar en trece horas, con un cuchillo de sierra decente! Si el mapache llega a estar vivo, creo que se muere del tedio, antes que del dolor. Hay que ser cafre. Y se fue tan contento, con su peluca de piel de mapache.

Meses más tarde, el tipo decidió que quería hacerse punk, y afeitó los laterales de la peluca, hasta que quedó una cresta de lo más original. Eso sí, dejando la piel muerta del mapache, porque así quedaba como más auténtico. Más auténtica, la ensalada de hostias que deberían haberle dado de pequeño, pero bueno, no nos pongamos quisquillosos...

Una mañana se despertó con una cabeza de caballo en la cama, en plan amenaza de mafia siciliana. Bueno, la cabeza era de cartón-piedra, ya que era una amenaza de los jipiosos esos de Green Peace, y todos sabemos que esta gente es un pelín moñas, a la hora de hacer las cosas (pacifismo, lo llaman). Nuestro amigo lo tomó como una broma simpática. A la semana, lo atropellaron, dieron marcha atrás, lo volvieron a atropellar, y así hasta dieciséis veces. Eso sí, con un coche eléctrico. Hay que ser ecológico.

La moraleja de esta historia, supongo que debería ser algo tipo: recordad, niños, una rayita de cola-cao al dia os aporta vitaminas, hierro, kriptonita, y nosecuántas cosas más. Todas ellas tan necesarias como una peluca de mapache, o una nariz en el sobaco. Have fun.

-tx!.


1 comentario:

  1. RESPUESTA: más alcohol!

    jejeje menudo surrealismo ahora comprendo un poco más el nombre del blog

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