viernes, 15 de enero de 2010

Prueba a ducharte sólo con la camiseta térmica puesta. Y calcetines, vale

Joooer, si ahora resultará que hay gente que se lee esto, y todo! Bueno, vale, la anterior entrada no fue lo que se dice memorable, pero joer, tenía que dibujar, no podía dedicarle mucho tiempo! Además, la canción del pollo es adictiva, y todos acabareis cantándola... Igual que acabareis coreando "Ancho cipote, cipote ancho" cuando El Reno Renardo salgan a escena el próximo sábado 23... qué nervios! Parezco una groupie, XD

Bien, a ver... cómo coño puedo tener tan mala suerte? Mañana salimos para Boi-Taüll, a pasar el fin de semana en la nieve, recibiendo golpes por todos lados. Con lo cual hoy tenía que preparar la maleta (si mañana no tuviera que currar, la haría mañana, por aquello de respetar la sagrada norma de hacerlo todo deprisa, corriendo y mal. Y a última hora, por supuesto). Bueno, la tabla sé que está en buen estado, se ha pasado un año apoyada en la pared de la habitación (no, nadie le ha pasado un trapo, y aún estoy intentando desincrustar de mis manos el polvo y la roña que ha soltado... bueh, con la nieve ya se limpiará, espero). Aunque, siendo sinceros, si por "buen estado" entendemos que tenga una raja de un palmo al lado de una de las fijaciones, enganchada con pegamento y cinta americana desde hace un par de años... entonces, sí, está en un estado cojonudo!

La ropa está bien; los pantalones amarillo pollo (bueno, la etiqueta decía que eran verde lima, pero yo los veo amarillos), la chaqueta (gris, no amarilla, joer, no soy tan hortera! Eso sería como, no se, llevar una chaqueta naranja y unos pantalones rojos, no, Montse?), los guantes, los calcetines (amarillos, si, qué pasa?), y la camiseta ultragayer-de-la-muerte/térmica. Todo a punto.

Llegamos al punto crítico. Dónde estan las putas botas? A ver, me salieron tiradas de precio, sí. Qué menos, después de irme a los Alpes una semana con mis botas nuevas, para descubrir que una de las dos putas botas era MÁS PEQUEÑA que la otra. Bueno, eso me sirvió para descubrir una cosa: si llevas una bota de un número más pequeño, con tiempo y dolor se acaba dando de sí! (Todo sea dicho, este conocimiento me fué muy útil con unas bambas que me iban pequeña. No, no aprendo). Total, que el año pasado, las botitas tenían "goteras", y me dejaron los calcetines hechos una piscina. Pero lo atribuí al hecho de que los telesillas tenían no charcos, sinó lagos de nieve derretida. Y este año, las saco del armario, y... tachán! Las punteras estaban desenganchadas! De puta madre, ponte a las diez de la noche a mezclar la cola esta chunga de carpintero que tenía para reparar la tabla, e intenta pegar la puntera de las botas sin que se te queden los dedos pegados a ellas! Después de media hora de pelea, he decidido llenarlas de pegamento (que todavía no está seco), y llevar unos calcetines de recambio a las pistas). Que no me pase ná!

Bueno, me largo a dormir, que mañana toca currar e ir en bus, y pasado, estamparse muuuuchas veces contra un montón de nieve. Hasta que domine los saltos de 180º, o me parta las piernas en cuatro cachos, lo que pase antes.

Cuak!


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