viernes, 27 de agosto de 2010

Escanciator Man y Sidra Boy

Madre mía, qué panorama más desolador hemos encontrado por tierras asturianas. Ha sido terrorífico. Inenarrable. Acojonante, para los que hayais hecho la ESO. Y es que no hemos visto a ninguna chica que pasase del cinco (en una escala del uno al veinte), porque eran todas enorrrrrmes! ¿Qué pasa, que desayunan fabada con cereales? De hecho, algunos días nos ha despertado alguna vecina que salía a correr, provocando un terremoto de intensidad siete en la escala Richter esa... Que, si os poneis a mirar un poco, equivaldria al terremoto de Haití de este año. Con lo que sólo me queda por concluir que dicho terremoto fue originado por un par de asturianas que saltaban a la comba por allí cerca. He dicho.

Y poco más; hemos estado comiendo como los cerdos que somos (nunca había pensado que cabría tal cantidad de cosas en un bocadillo: carne de pincho, lechuga, allioli, salsa barbacoa, queso, tortilla... una odisea, cerrar esos bocatas!), e intentando escanciar sidra (mucho más sencillo hacerlo en un cubo, y beber de él directamente; los vasos resultan muy pequeños, para hacer esas acrobacias); por cierto, para el que no lo haya visto, lo de escanciar la sidra es una chorrada como de aquí a Lima de grande; primero, que la mitad de la botella va al suelo, porque claro, hay que escanciar sin mirar dónde cae la sidra... joder, si no soy capaz ni de meterme un helado en la boca sin mirar, cómo quieren que sea capaz de coordinar tanto! La otra mitad de la sidra termina en la camiseta y los pantalones del que está al lado del que escancia. Y ya, lo restante, va dentro del vaso, y te lo tienes que beber del tirón, dejando un poco de sidra en el vaso para limpiarlo. Una chorrada, vaya. Pero divertido, al fin y al cabo. A punto estuve de dejar que me escanciaran la botella directamente en la boca, pero las fuerzas represoras me lo impidieron (bueno, las fuerzas represoras, y el hecho de que no iba tan borracho, todavía...)

Como dato anecdótico, nos pusimos a hacer una excursion de tres horas, en plena montaña, a eso de las ocho de la noche. Inconscientes, nosotros? Si sólo fuera eso... recordaba la escena de El Señor de los Anillos, en la que Aragorn, Gimli y Léfolas van corriendo por las montañas, cual cabra salvaje. Lo mismo, pero con dos tipos en bastante mala forma, y por unos senderos demasiado estrechos (en comparación con la peazo caída que había, toda para abajo). Total, hicimos la excursión en la mitad del tiempo previsto, así que nos sobró tiempo para ir a cenar una fabada. Y después me pregunto porqué las asturianas parecen focas monje.

En resumen, que las tierras asturianas molan mucho. Todas las futuras modelos de pasarela deberíais hacer una semana intensiva por allí, para ganaros unos quilillos y poneros hermosaaas hermosas.

Portaos bien!

-tx!.

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