viernes, 12 de noviembre de 2010

Sum 41 son unos moñas (y yo he pagado por verlos, sí)

Ayer tuve otra de esas experiencias... ya sabeis, de las que duelen más que un pellizco en los huevos... o más incómoda que darte cuenta de que te estás fijando más en el actor porno, que en la actriz (¡eh, eh, era sólo un ejemplo! ¡No proyecteis en mi vuestras frustraciones!) (por cierto, que decir "actor" y "actriz", en estos casos, está un poco pillado por los pelos...)

En fins... Jueves por la noche. Nos vamos a ver a Sum 41 en concierto (yo iba a ver a The Black Pacific, que eran los teloneros... sí, lo se, suena a excusa, pero debo intentar conservar la dignidad...). En resumen, el concierto se basó en que los cabezas de cartel hicieran pausas a mitad, y al final, de cada puta canción. ¿Tio, no llegas a treinta tacos, y ya no puedes cantar ni durante tres minutos? ¿Qué mierda de drogas te metes? ¿Y hacía falta ponerse a hablar después de cada canción? ¡Por favor! Somos españoles, no nos entendemos ni entre nosotros, ¿cómo quieres que pillemos tus discursitos en inglés?

Nos cortaron el rollo más que un maldito sujetador color carne. Más que ver a Carmen de Mairena mirando lascivamente un pepino. Más que imaginar a Chuck Norris en tanga (ah, no, eso es excitante)... bueno, pillais la idea, ¿no? Después de los muchos abucheos, se dieron cuenta de que no habíamos ido a oirles hablar (espabilados, lo que se dice espabilados, no eran...), así que se cascaron la friolera de TRES canciones seguidas. ¡TRES! ¡Titánico esfuerzo, oigan! Después de eso, se retiraron a los camerinos, a llorar como niñas. Por algún extraño motivo, volvieron al rato, tocaron tres canciones más (con pausas) y pa casa.

¡Por Dios! ¡Por Dios! ¡Si hasta nos entró sueño durante el concierto! ¡Incluso dí varias cabezadas! Porque eran todo criajos, y no había punkis, que si no, les revientan la cabeza a botellazos (y bien merecido se lo hubieran tenido). Claro, lo de que el cantante se cepille a Avril Lavigne no podía conllevar nada bueno... le debe haber contagiado el "talento", ehem...

Y ahora, cambiando de tema, y por aquello de dar por culo, pero por otros derroteros, he hecho un bonito crossover, entre Nietzsche y Ratzinger (no, no son las drogas... por desgracia...). Eso sí, como sigo sin photoshop, se ha quedado en un elegante, a la par que sobrio, blanco y negro. No me seais tiquismiquis, ¿eh?

-tx!.

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