Cuando digo que actualizo por la tarde, no me refiero a las once de la mañana

Cielos. No puedo apartar la mirada. Es más fuerte que yo. Se que el vagón de metro está atestado, y que debería disimular más. Al menos, debería intentarlo. No hay manera de que reaccione. Haz algo!. Al menos, silba, por Dios!

En efecto, el individuo que se ha puesto delante mío tiene una nariz de enormes proporciones. Sí, nariz, y no es ningún eufemismo, panda de degenerados hijos de troll. Lo tengo de perfil, y he quedado hipnotizado. Es gigantesca. Tanto, que hasta mi tocha parece pequeña! El tipo se gira para sentarse, y hago ademán de apartarme, por miedo de que me de un golpe con semejante napia. Si, vale, está como a dos metros, pero casi seguro que, si no me llego a apartar, me estampa contra la puerta. Pienso en sacarle una foto, pero ni la cámara de mi movil es tan buena, ni mis ganas de que me partan las piernas son tan exageradas. Decido dejarlo para otra ocasión.

Bueno, ha sido una semana movidita. Aparte del "incidente de la tocha", como lo llamaremos a partir de ahora. El martes hice de modelo, durante tres minutos, para toda la maldita clase de dibujo (si, vale, me ofrecí voluntario, pero sólo porque quería exhibirme tocándome los pezones mientras la gente intentaba captar con su lápiz la dureza de mis "nipples"); si alguien sacó fotos, o hizo un dibujo decente, que lo mande sin dudarlo!). El sábado anterior subí un armario de ikea a cachos hasta un quinto piso, sin ascensor, y de hecho, sin apenas espacio para moverse entre los tramos de escalera. La mejor parte fue subir las puertas, por el hueco de las escaleras, con un cacho de cuerda (cuerda? los cordones de mis zapatillas parecían más resistentes!), y mi vértigo dando por culo. No me llameis para más mudanzas, estoy en huelga.

Y hoy, en vez de estar preparando la siguiente tira, estoy haciendo esto. Ya se me ha hecho tarde. Piro.