A lo que íbamos, que aparte de mandarme recuerdos constantemente, está entrenando para ser boxeador (o cura, que también reparten hostias). A la mínima, se lia a aporrear la pared, y yo, claro, sufriendo, porque las paredes son muy traicioneras, y a la mínima que les das un puñetazo de nada, o cinco o seis cabezazos, las muy cerdas se rebotan, y te hacen daño. Y encima, luego se desconchan. Malditas paredes…
Porque, a ver, quejarse porque estoy escuchando música a las nueve de la noche? Liándose a golpes contra la pared, en lugar de llamándome a la puerta? Prefiero pensar que tengo a un lunático por vecino, que a un gilipollas, la verdad.
Y el bonus track: el sábado organicé una cena en mi casa, que acabó con unas intensas partidas al trivial (si, lo se, estamos acabados, y cualquier cosa nos parece una intensa experiencia). Y tuvimos premio! El vecino se lió a aporrear la pared, menuda novedad. Pero es que, al dia siguiente, un misterioso desalmado se lió a llamarme por el interfono, a las diez de la mañana! Se puede ser más infantil? Se puede ser más soplapollas? Qué será lo siguiente, pegarme un moco en la cerradura? Tirarme un globo de agua desde la ventana? Por favor! Para qué se inventaron las armas, sinó para solucionar estas pequeñas rencillas?
Pues nada, hoy retomamos a nuestros personajillos habituales de EeE, que habían pasado un par de semanitas en huelga. Estoy haciendo pruebas con el entintado, y con los grises, así que… ya me direis qué os ha parecido. También cuelgo un rediseño de Urotsokidoji que hice el otro dia, y que me ha convencido bastante Queda super épico, aún con lo cabezón que es, y lo despeinado que va.
Hala, me voy a la nieve. Que os vaya bonito el fin de semana.
-tx!.
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